Estoy sufriendo y necesito ayuda

(trastorno de conducta)

No es fácil entender qué pasa por la cabeza de un adolescente con trastorno de conducta. Se ha denominado así a aquel patrón de comportamiento que contempla la frecuente violación de los derechos de los demás, ya sea a través de:

• La agresión a personas y/o animales.
• La destrucción de propiedades
• Los engaños o robos.
• El incumplimiento grave de las normas sociales.

Conductas que no sólo traen al joven problemas a nivel social, familiar y académico,

sino que suponen una amenaza para la convivencia social.

Pero más allá del trastorno, que llama tanto la atención por sus consecuencias externas y visibles, es necesario considerar el mundo interno del adolescente, es decir, todo lo que no se ve a simple vista.

Estos chicos y chicas, seguro, están sufriendo, y están sufriendo mucho. 

Y es que detrás de todas estas conductas de rebeldía y/o agresividad, a menudo se esconde un profundo sentimiento de rabia, tristeza o miedo. Si ya nos cuesta a los adultos gestionar estas emociones, imagina a una persona en crecimiento, con su cerebro en pleno proceso de construcción; una etapa en la que habilidades básicas como la planificación, la toma de decisiones y el razonamiento todavía no están suficientemente maduras.

Sus expresiones de conducta son la vía que han encontrado para regular su malestar, para hacerse ver y transmitir el mensaje de que no son capaces de poner en palabra: “estoy sufriendo y necesito ayuda”.

Sus circunstancias biológicas, psicológicas y/o sociales, probablemente no han podido aprender otras formas más saludables de digerir sus angustias y gestionar las dificultades que la vida les pone adelante.

Y no olvidemos que el deseo más profundo de estos adolescentes, a pesar de sus resistencias al cambio, es conectar con los demás y estar bien.

Cuando la situación se escapa de las manos, buscar el acompañamiento de profesionales cualificados es el camino más efectivo para que se puedan recuperar, haciendo un trabajo en el que se pueda implicar no sólo al propio adolescente sino también su entorno más cercano.

Sin embargo, hay que luchar por el trabajo preventivo.

Dar mayor visibilidad a la salud mental se convierte en el punto de partida para que los adolescentes de ahora se conviertan en adultos con buenos recursos psicológicos para afrontar la vida y las relaciones.

Seguiremos trabajando para dar difusión ya sea en charlas, medios de comunicación, diarios, entrevistas y desde nuestras redes sociales.

Os compartimos nuestra columna del mes de abril  2024 en el semanario El3devuit en la que escribimos sobre jóvenes y salud mental.