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Lo que toda familia debería saber
La adolescencia es una etapa compleja, llena de cambios y descubrimientos. Es también un momento vulnerable en el que muchos jóvenes pueden experimentar con sustancias o conductas que, en algunos casos, pueden derivar en una adicción. Detectar a tiempo las señales de alerta es clave para poder intervenir y ofrecer ayuda adecuada. Este post está pensado para familias que quieren estar atentas, informadas y presentes.
Cambios que van más allá de la adolescencia típica
Muchos comportamientos pueden confundirse con “cosas de la edad”: cambios de humor, mayor necesidad de independencia, irritabilidad, etc. Sin embargo, hay signos que van más allá y pueden indicar que algo más está ocurriendo:
- Aislamiento repentino: Dejar de relacionarse con amigos de siempre o evitar el contacto con la familia puede ser una señal de alerta.
- Descenso en el rendimiento escolar: Faltas frecuentes, baja en las notas, falta de interés o problemas de conducta pueden estar relacionados con el consumo.
- Cambios de humor extremos: Pasar de la euforia a la agresividad o tristeza en poco tiempo.
- Mentiras frecuentes o actitudes defensivas: Cuando se sienten descubiertos, pueden reaccionar con evasivas o agresividad.
- Aspecto descuidado: Cambios bruscos en la higiene personal, forma de vestir o presencia de ojos rojos, mal aliento, etc.
Señales físicas y conductuales
Además de los cambios emocionales o sociales, también pueden aparecer:
- Ojeras constantes o fatiga excesiva
- Pérdida o aumento repentino de peso
- Objetos no habituales en la habitación (encendedores, papel de aluminio, pipas, gotas para los ojos)
- Necesidad constante de dinero sin justificación clara
- Desaparición de objetos de valor en casa
La importancia de la observación cercana (y sin paranoia)
No se trata de vigilar cada paso ni de suponer lo peor ante cualquier cambio. Se trata de estar presentes, de mantener una relación cercana que permita notar cuando algo no encaja con el comportamiento habitual del adolescente.
Hacer preguntas sin juicio, mostrarse disponible para hablar y evitar reacciones exageradas puede abrir canales de comunicación muy valiosos. Los adolescentes necesitan saber que pueden contar con su familia incluso si están cometiendo errores.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si las señales se acumulan o persisten en el tiempo, es momento de buscar apoyo. No es necesario esperar a una situación extrema para consultar con un psicólogo, orientador escolar o centro especializado. Cuanto antes se intervenga, mayores son las probabilidades de reconducir la situación sin consecuencias graves.
El rol de la prevención en casa
Detectar a tiempo es importante, pero prevenir es aún mejor. Algunas claves para trabajar en casa son:
- Fomentar la comunicación abierta y sin miedo
- Establecer límites claros y coherentes
- Dar el ejemplo con nuestras propias conductas
- Hablar sobre drogas y adicciones sin tabúes ni alarmismo
Las adicciones no aparecen de un día para otro, y muchas veces hay señales que se pueden identificar si estamos atentos. Como familias, nuestro papel no es el de jueces ni detectives, sino el de referentes y guías. Acompañar desde la escucha, el respeto y la acción responsable puede hacer una gran diferencia en la vida de nuestros hijos e hijas. Si tienes dudas, habla, infórmate y busca ayuda. No estás solo en este camino.