Llega la Semana Santa. Unos días de descanso, de desconexión, de estar en familia o de disfrutar con amigos. Para muchos jóvenes, las vacaciones son un espacio necesario para relajarse, salir de la rutina escolar y recargar energías.
Pero para algunas familias, estos días traen también una preocupación silenciosa: el miedo a que el tiempo libre se convierta en un terreno peligroso para caer en hábitos poco saludables o conductas de riesgo.
Y es normal sentirlo así. Porque las vacaciones, cuando no están bien acompañadas o estructuradas, pueden ser el escenario perfecto para que las adicciones encuentren su espacio.
Hoy queremos hablar de eso. Desde la experiencia de Font Fregona. Desde el corazón y desde el conocimiento.
¿Por qué los periodos vacacionales pueden aumentar el riesgo de adicciones en jóvenes?
Las adicciones —sean a sustancias o a conductas— encuentran terreno fértil en ciertos contextos:
- Mucho tiempo libre.
- Falta de rutinas claras.
- Escasa supervisión adulta.
- Necesidad de pertenencia al grupo.
- Búsqueda de evasión emocional.
Durante el curso escolar, los jóvenes suelen tener horarios, actividades, compromisos que estructuran su día a día. Pero en vacaciones todo eso desaparece. Y si no existe un proyecto alternativo que les motive o les dé sentido, el vacío aparece.
Y es en ese vacío donde muchas veces se cuelan las adicciones.
No es solo una cuestión de ocio
Las adicciones no aparecen solo por querer divertirse. Muchas veces son la punta del iceberg de algo más profundo: malestar emocional, inseguridad, dificultades en casa, soledad o baja autoestima.
Por eso es tan importante que las familias no se centren solo en prohibir o controlar las conductas externas. Sino en entender qué hay detrás.
La conversación, la escucha activa y la cercanía emocional serán siempre más eficaces que cualquier castigo o norma impuesta.
¿Qué podemos hacer como familia en vacaciones?
En Font Fregona acompañamos a muchos jóvenes que han vivido este tipo de situaciones. Y siempre decimos lo mismo: las vacaciones no son solo un riesgo… también pueden ser una gran oportunidad.
Aquí algunos consejos prácticos:
1. Crear un plan juntos
No se trata de llenar cada minuto de actividades, sino de implicar al joven en la organización de los días libres. ¿Qué le apetece hacer? ¿Qué lugares le gustaría visitar? ¿Qué planes quiere compartir en familia o con amigos?
2. Mantener ciertas rutinas básicas
Horarios de sueño, comidas compartidas, pequeños encargos domésticos… ayudan a mantener un cierto equilibrio y a evitar el descontrol total.
3. Fomentar actividades significativas
Salir a la naturaleza, practicar deporte, hacer voluntariado, cocinar juntos, ver una película con debate posterior… Todo lo que conecte con la vida real y no solo con las pantallas.
4. Estar disponibles emocionalmente
Los jóvenes necesitan sentir que pueden hablar sin miedo. Que sus emociones, sus dudas o sus errores serán escuchados desde la comprensión, no desde el juicio.
Semana Santa: una oportunidad de reconexión
Estas vacaciones pueden ser un momento perfecto para observar, escuchar y acompañar. No desde la desconfianza o la sospecha. Sino desde el cariño y el deseo de estar presentes en la vida de nuestros hijos e hijas.
Porque prevenir las adicciones no es solo cuestión de prohibiciones. Es cuestión de vínculo. De confianza. De tiempo compartido.
En Font Fregona lo vemos cada día: cuando un joven se siente visto, escuchado y valorado… necesita menos refugios externos para sentirse bien.
Que esta Semana Santa sea un espacio para construir eso. Un espacio de calma. De reencuentro. De vida.