Yo controlo: El mito tras una frase recurrente en jóvenes con adicciones
Una de las frases más comunes que se escucha en el ámbito de la salud mental, especialmente cuando se trabaja con jóvenes con adicciones, es "yo controlo". Esta frase se repite con frecuencia en las primeras etapas del tratamiento o cuando los jóvenes comienzan a reflexionar sobre su comportamiento relacionado con el consumo de sustancias o conductas adictivas. Sin embargo, esta afirmación está lejos de ser cierta y refleja una creencia errónea que se convierte en un obstáculo para la recuperación.
La negación del problema
La frase "yo controlo" no es más que una defensa psicológica, una forma de negación que evita que el joven acepte la realidad de la adicción. Es una reacción común que se utiliza para evitar confrontar la verdadera magnitud del problema. Al decir “yo controlo”, se está eludiendo la responsabilidad y la toma de conciencia de que la adicción ya no está bajo su control.
¿Por qué yo controlo es una falacía?
Cuando una persona tiene el control real sobre una situación, puede detenerse cuando lo desee, poner límites claros y no sentir la necesidad constante de consumir la sustancia o involucrarse en el comportamiento adictivo. Sin embargo, quienes luchan contra una adicción experimentan justo lo contrario: una compulsión creciente que, en muchos casos, va más allá de su control. "Yo controlo" refleja la resistencia al cambio, la negativa a ver la adicción como lo que realmente es: una condición que requiere ayuda profesional.
Abordando la creencia de "yo controlo"
Es esencial abordar esta creencia en las primeras etapas del tratamiento. no confrontarlo de forma agresiva, sino en ayudar al joven a reflexionar sobre las contradicciones entre lo que dice y lo que realmente experimenta. A través de preguntas abiertas, los jóvenes pueden empezar a explorar por sí mismos su relación con la adicción y la forma en que se sienten cuando intentan ejercer control sobre algo que está fuera del alcance.
Algunas preguntas que pueden resultar útiles son:
- ¿Cómo te sientes cuando no puedes obtener lo que quieres?
- ¿Qué ocurre cuando no puedes controlar tus impulsos?
- ¿Qué perderías si realmente pudieras dejar de hacerlo?
Estas preguntas invitan a la reflexión ya la toma de conciencia, ayudando al joven a darse cuenta de que el verdadero control está en reconocer la necesidad de ayuda y aceptar que, al pedirla, están tomando el control de su vida.
La importancia de la autoaceptación
Es fundamental que los jóvenes comprendan que aceptar que no controlan su adicción no los convierte en personas débiles, sino que, por el contrario, es un paso crucial en su proceso de recuperación. Solo cuando se abandona la ilusión del control, se abre la puerta a un proceso de cambio genuino. La autoaceptación se convierte en el primer paso hacia una transformación significativa.

La frase "yo controlo" refleja una forma de negación que dificulta la recuperación de los jóvenes con adicciones. Reconocer que no se tiene control sobre la adicción es el primer paso para tomar las riendas del proceso de sanación. Este proceso de autocomprensión y reflexión es esencial para el crecimiento personal y la verdadera capacidad de recuperación.
En el camino hacia la superación de la adicción, es importante que los jóvenes se sientan acompañados en el descubrimiento de su propia relación con la adicción y en la búsqueda de soluciones reales. Con empatía y paciencia, se puede ayudar a transformar su perspectiva ya empezar su camino hacia una vida libre de adicciones.