Con la llegada del nuevo año, muchos de nosotros nos proponemos nuevos propósitos para los próximos meses.
Para los jóvenes con trastornos de conducta y sus familias, este momento del año puede ser una buena oportunidad para iniciar el camino hacia un futuro mejor.
El primer paso es reconocer el problema y admitir que existe una dificultad y que se necesita ayuda. Este reconocimiento es fundamental para empezar el proceso de recuperación, ya que superar una adicción requiere un compromiso profundo con el proceso. Esta aceptación es la puerta de entrada al cambio.
Las reacciones de los jóvenes frente a esta puerta de entrada al proceso de cambio pueden ser muy diversas. A veces, el joven puede sentir resistencia, puesto que enfrentarse a la propia realidad puede provocar sentimientos de miedo, incertidumbre, frustración, ira o negación, porque el cambio les exige salir de su zona de confort.
Por eso, el segundo reto es entender y aprender a regular las emociones de manera saludable, ya que los trastornos de conducta y las adicciones están ligados a la dificultad para controlar las emociones.
La recuperación no implica sólo dejar los comportamientos destructivos, sino también transformarse como persona. Esto significa asumir la responsabilidad de sus acciones y empezar a establecer objetivos, aunque sean pequeños pero realistas, para facilitar el cambio a largo plazo.
El apoyo familiar es crucial. Las familias deben ser parte activa del proceso, proporcionando comprensión y paciencia. El diálogo abierto entre familiares y jóvenes es necesario para facilitar la recuperación y evitar malentendidos. El proceso de recuperación requiere un compromiso de todos, y es importante que los jóvenes no se sientan solos en este camino.
Finalmente, el propósito más importante debe ser mirar hacia el futuro como esperanza. El camino es largo, pero cada pequeño paso nos acerca algo más a donde queremos legar. Con compromiso personal, apoyo familiar y actitud positiva, los jóvenes pueden conseguir la transformación para vivir una vida mejor y más sana.
Con paciencia, determinación y ayuda, los jóvenes pueden conseguir el cambio que necesitan, y los propósitos para el 2025 no deben ser sólo una forma de empezar el año, sino que pueden ser la oportunidad para transformar su vida.
