Hoy os queremos compartir el testimonio de una carta extraordinaria escrita por unos padres valientes que han transitado un camino lleno de desafíos en busca de la recuperación de su querido hijo.
Una carta que le entregaron el día que recibió el alta de nuestro centro.
Preservemos las identidades de esta carta REAL que narra la travesía de unos padres que, con coraje y amor inquebrantable, han acompañado a su hijo en el oscuro túnel de la adicción hasta que finalmente emergió la luz de la recuperación.
Más que una narrativa, es un testimonio conmovedor de amor, lucha, perseverancia, esperanza y, sobre todo, de la capacidad de superación que puede haber en lo más profundo del ser humano.
Os compartimos esta carta no sólo como un testimonio sino como un faro de inspiración para todos aquellos padres que, como ellos, enfrentan el dolor, la incertidumbre y el agotamiento en busca de la recuperación.
Agradecemos profundamente a esta valiente familia por permitirnos compartir su relato.
En cada palabra, vemos el reflejo de la verdadera resiliencia y la inquebrantable voluntad de sanar.
NOTA: Os compartimos la carta en el idioma original (catalán) ya continuación también se puede leer la traducción al castellano.
PARTE I –Carta de una padres a su hijo recuperado
Querido hijo,
Hoy termina un proceso y comienza otro, igual o más largo que éste, igual o más difícil que éste, pero con gran diferencia: el nuevo proceso parte de la esperanza, la ilusión, las ganas de luchar y sobre todo de la voluntariedad. El proceso que terminas, empezó desde la rabia, la necesidad, la imposición y la amargura. Y sólo por partir de unas emociones diferentes, el nuevo proceso, ya se inicia con otra actitud y, por tanto, nosotros, tus padres y hermano, en vez de empezarlo con lágrimas de tristeza infinita y desolación, lo empezamos con lágrimas de emoción y de esperanza.
Hoy hace exactamente dos años y seis meses que tomamos la decisión más difícil de nuestra vida respecto a ti, a nuestro querido hijo.
Hace dos años y seis meses, que, después de dos años de angustias, miedos, noches sin dormir, visitas a los Mossos y hospitales, consultas a psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, entrevistas con tutores y directores de la escuela, robos, hurtos, violencia destroza terapéutico Font Fregona.
Para unos padres, delegar en otras personas el cuidado de su hijo es, como dice Fina, antinatural. Pero si lo hicimos es porque queríamos lo mejor para ti y sabemos que ahora nos lo agradeces porque sabes que esta difícil decisión no sólo nos ha devuelto a nuestro hijo de siempre, sino que te ha ayudado a ti a recuperar tu felicidad y encontrar tu camino.
La adolescencia es una etapa muy difícil. Yo me atrevería a decir que la más difícil de la vida. Se trata de un momento de crecimiento personal donde pasa de ser niños, agachados y queridos por unos padres que te protegen, a querer ser adultos sin tener suficiente madurez.
Los padres debemos dejar volar, para que crezcan, maduren y sean autónomos pero acompañándose en todo momento.
En algún instante, no tengo claro cuándo fue, ese volar solo te superó, y te iniciaste en el consumo de tóxicos. De nada servían nuestras palabras y las de los profesionales que intentaban hacerte ver que el cannabis NO es un juego.
Poco a poco nuestro niño no era él. Ya no eras el niño afable, risueño, inteligente, sociable, familiar que habías estado siempre. Eres un adolescente con su vida totalmente deteriorada.
Porque no se trataba de un adolescente rebelde, se trataba de un adolescente enfermo. El cannabis te llevó al consumo de otras sustancias aún más duras y peligrosas ya un aislamiento de todo: de los amigos, de la familia, de la escuela… Empezó el fracaso escolar, las fugas, los problemas legales…
Qué impotentes nos sentíamos cuando algunos profesionales nos decían que la adolescencia es una etapa de rebeldía y que teníamos que tener paciencia. Yo trabajo con adolescentes, y la rebeldía e inconformismo son necesarios para formar adultos críticos y responsables.
Pero tú no eras un adolescente rebelde.
Al contrario. Eres un adolescente perdido, ansioso, enojado con el mundo, contigo mismo, triste, sin camino. Llegó un momento, y nos costó mucho tiempo llegar, que aceptamos que nosotros no podíamos ayudarte.
Y que aceptarlo NO significaba haber fracasado como padres.
Las energías desfallecían y los tratamientos ambulatorios o incluso los ingresos en las plantas psiquiátricas de agudos no eran suficientes. Era necesario un tratamiento que te aislara del entorno, te ayudara a pensar, a recuperar tu autoestima, la confianza en ti mismo y los valores que siempre habías tenido.
Y esto, en casa, no era posible.
Cuando nos recomendaron un centro terapéutico dijimos que no, que ni hablar de ello, que aquello no era para nuestro hijo. Que tú no estabas tan mal. Pero poco a poco, asumimos que sí que era necesario, y no sólo era necesario sino que era lo mejor para ti. Y empezaron las visitas a los pocos centros terapéuticos por menores que hay en Catalunya.
Cuando fuimos a visitar Font Fregona estábamos muy nerviosos. Pero nos encantó la visita que nos hicieron Imma y Fina. Se notaba que creían en el proyecto, que había cariño por los chicos y chicas ingresados, que eran profesionales y que sabían mucho. Tres horas de visita en las que resolvieron todas nuestras dudas, nos lo enseñaron todo, vimos lo que hacían los internos… Pero, sin embargo, tomar la decisión era difícil.
¡Alejarte de casa tanto tiempo!
CONTINUARÁ….
CASTELLANO
PARTE I –Carta de unos padres a su hijo recuperado
Querido hijo,
Hoy termina un proceso y comienza otro, igual o más largo que éste, igual o más difícil que éste, pero con una gran diferencia: el nuevo proceso parte de la esperanza, la ilusión, las ganas de luchar y sobre todo de la voluntariedad. El proceso que terminas, empezó desde la rabia, la necesidad, la imposición y la amargura. Y sólo por partir de unas emociones diferentes, el nuevo proceso, ya se inicia con otra actitud y, por tanto, nosotros, tus padres y hermano, en vez de empezarlo con lágrimas de tristeza infinita y desolación, lo empezamos con lágrimas de emoción y esperanza.
Hoy hace exactamente dos años y seis meses que tomamos la decisión más difícil de nuestra vida respecto a ti, a nuestro querido hijo.
Hace dos años y seis meses, que, después de dos años de angustias, miedos, noches sin dormir, visitas a los Mossos y hospitales, consultas a psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, entrevistas con tutoras y directoras de la escuela, robos, hurtos, violencia Font Fregona.
Para unos padres, delegar en otras personas el cuidado de su hijo es, como dice Fina, antinatural. Pero si lo hicimos es porque queríamos lo mejor para ti y sabemos que ahora nos lo gustas porque sabes que esta difícil decisión no sólo nos ha devuelto a nuestro hijo de siempre, sino que te ha ayudado a ti a recuperar tu felicidad y encontrar tu camino.
La adolescencia es una etapa muy difícil. Yo me atrevería a decir que la más difícil de la vida. Se trata de un momento de crecimiento personal donde pasa de ser niños, agachados y queridos por unos padres que te protegen, a querer ser adultos sin tener suficiente madurez. Los padres debemos dejar volar, para que crezcan, maduren y sean autónomos pero acompañándose en todo momento. En algún instante, no tengo claro cuándo fue, ese volar solo te superó, y te iniciaste en el consumo de tóxicos.
De nada servían nuestras palabras y las de los profesionales que intentaban hacerte ver que el cannabis NO es un juego. Poco a poco nuestro niño no era él. Ya no eras el niño afable, risueño, inteligente, sociable, familiar que habías estado siempre. Eres un adolescente con su vida totalmente deteriorada. Porque no se trataba de un adolescente rebelde, se trataba de un adolescente enfermo. El cannabis te llevó al consumo de otras sustancias aún más duras y peligrosas ya un aislamiento de todo: de los amigos, de la familia, de la escuela… Empezó el fracaso escolar, las fugas, los problemas legales…
Qué impotentes nos sentíamos cuando algunos profesionales nos decían que la adolescencia es una etapa de rebeldía y que debíamos tener paciencia. Yo trabajo con adolescentes, y la rebeldía e inconformismo son necesarios para formar adultos críticos y responsables.
Pero tú no eras un adolescente rebelde.
Al contrario. Eras un adolescente perdido, ansioso, enojado con el mundo, contigo mismo, triste, sin camino. Legó un momento, y nos costó mucho tiempo legar, que aceptamos que nosotros no podíamos ayudarte.
Y que aceptarlo NO significaba haber fracasado como padres.
Las energías desfallecían y los tratamientos ambulatorios o incluso los ingresos en las plantas psiquiátricas de agudos no eran suficientes. Era necesario un tratamiento que te aislara del entorno, te ayudara a pensar, a recuperar tu autoestima, la confianza en ti mismo y los valores que siempre habías tenido.
Y esto, en casa, no era posible.
Cuando nos recomendó un centro terapéutico dijimos que no, que ni hablar de ello, que aquello no era para nuestro hijo. Que tú no estabas tan mal. Pero poco a poco, asumimos que sí que era necesario, y no sólo era necesario sino que era lo mejor para ti. Y empezaron las visitas a los pocos centros terapéuticos para menores que hay en Cataluña.
Cuando fuimos a visitar Font Fregona estábamos muy nerviosos. Pero nos encanta la visita que nos hicieron Imma y Fina. Se notaba que creían en el proyecto, que había cariño por los chicos y chicas ingresados, que eran profesionales y que sabían mucho. Tres horas de visita en las que resolvieron todos nuestros dudas, nos lo enseñaron todo, vimos lo que hacían los internos… Pero, sin embargo, tomar la decisión era difícil.
¡Alearte de casa tanto tiempo!
CONTINUARÁ…