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Carta de un joven recuperado

 

 

CARTA DE UN JOVEN RECUPERADO

Carta original de un joven recuperado al recibir el alta en nuestro centro

 

En las semanas anteriores os hemos compartido en este blog la carta que entregaron unos padres a su hijo el día del alta de nuestro centro.

Hoy os compartimos la carta que ese joven escribió al salir del centro ya recuperado como testimonio de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay un camino hacia la recuperación.

Una carta que trasciende las palabras: un testimonio honesto de un joven valiente que ha recorrido el viaje desde la oscuridad hasta la luz. 

En sus propias palabras, relata en qué estado llegó a nosotros, las emociones intensas vividas durante el proceso y cómo el camino de la recuperación ha transformado su vida.

Esta carta es algo más que palabras; es un testimonio lleno de esperanza para aquellos que están en busca de luz en medio de la tormenta. 

 

PD: La hemos transcrito literalmente para que pueda leerse visualmente con facilidad, así como también la hemos traducido al castellano para que también legue al máximo de personas que necesitan esperanza e inspiración.

 


 

Font Fregona

13 de octubre de 2023

Llegué a Font Fregona cinco días después de los diecisiete años, creyendo que pasaría una corta temporada y sin imaginar todo lo que después ha significado. Había olvidado quién era y vivía a través de muchos personajes que utilizaba dependiendo del momento. Personajes falsos que me servían para esconderme y mostrar algo que yo no era, una vida de mentiras y vivencias falsas que utilizaba para hacer crecer a aquellos personajes y aparentar cosas de las que yo me sentía orgulloso y eran vergonzosas.

Durante muchos meses estuve pasando los días sólo maquinando y pensando la manera de poder marcharme, viviendo en un pasado en el que me recreaba y alimentaba las ganas de volver a él. Intentaba engañar a todo mi alrededor para poder marcharme creyendo que yo era más listo que nadie. Vivía con una idea en la cabeza totalmente falsa e imposible, en la que podría combinar la vida de la calle con la familia, y pasó mucho tiempo para que esta idea desapareciera, necesitando varios meses sin saber nada de la familia.

Me acomodé y dejé pasar los días haciendo lo mínimo y pasando de puntillas, ponía cara de que no me pasaba nada, pero estaba totalmente al contrario y estaba lleno de rabia. Mucho tiempo más tarde leí un libro en el que hablaban sobre el sentimiento de apatía que vivían los prisioneros de los campos de concentración nazis. Me vi identificado en ciertos aspectos de ese sentimiento y en la descripción que se hacía de él, pero con gran diferencia: los prisioneros de los campos de concentración lo vivían como consecuencia de la actuación de otras personas, pero yo me lo había provocado a mí mismo, y no hacía nada por cambiarlo.

Más adelante cambié esta idea, empecé a mirar dentro de mí pero sólo había una finalidad que cuando logré me volví a acomodar e ir pasando los días. Vivía en un autoengaño muy grande, hacía reflexiones que después no me aplicaba y buscaba muy a menudo el camino del mínimo esfuerzo. Un camino llevado hasta allí y que aún recurría a él creyéndome no pasaba nada y no era por tanto. Huía de muchas situaciones y evitaba enfrentarme a ellas para seguir acomodado. Fueron pasando los días y seguía igual, días peores, días mejores, pero no había intención de moverme de dónde estaba. ¿Seguía mirando dentro de mí y me había ayudado pero de que me servía si después no hacía nada por cambiarlo? Creía que todo llegaría, que no era necesario esforzarse más para estar bien y que era algo que vendría poco a poco con el tiempo. Me exigía con algunas cosas, pero más con lo que me convenía o me permitía seguir donde estaba sin hacer mucho ruido.

Conseguí las salidas y mejoré ciertos aspectos pero seguía exigiéndome poco y no era suficiente. Un día ocurrió algo que nos marcó a todos, tanto positiva como negativamente. Nos unió mucho como grupo en ese momento e individualmente me unió más a la familia y me ayudó mucho. Gracias a esto empecé a hacer cosas que no había hecho hasta ese momento, pedía ayuda y hablaba claramente de lo que me pasaba, de los pensamientos, las emociones… Lo superé muy bien y eso me hacía sentir orgulloso, pero no podía quedarme allí, tenía que ir mucho más lejos y utilizarlo de impulso. Vi aún más la necesidad de no volver a caer en lo que me había llevado hasta allí, pero no era suficiente, debía aplicarlo. Cuando estuve totalmente recuperado de aquel hecho, pasaron bastantes días en los que volvía a acomodarme, volvía a tener la pose de víctima como excusa para no moverme y no esforzarme hasta que decidí que no podía ser.

El día que cumplí los 19 años coincidió con la visita de una persona que venía a pasar unos días. Decidí seguir su ejemplo y tomar una actitud que se me había pedido durante todo ese tiempo. Empecé a dar mi opinión y posicionarme mil veces más que como lo había hecho hasta ese momento, y sin acomodarme al cabo de unos días. Puse un límite de exigencia que no quería bajar y así encarar muchas situaciones de las que había huido. Fui sacando todos aquellos miedos que me habían frenado y que resulta que no eran por tanto como yo imaginaba. Poco a poco he tenido que enfrentar a muchas de ellas y me he demostrado que las puedo llevar mucho mejor de lo que pensaba. Que las hago mayores de lo que en realidad son y que resultan miedos irracionales.

Ahora viene lo más difícil y tengo que saber seguir sin desfallecer, no olvidar de dónde he venido nunca y aunque habrá momentos en que serán peores les tendré que afrontar con normalidad sin dejarme arrastrar por ellos.

 

GRACIAS FUENTE FREGONA

F.


 

🟢 TRADUCCIÓN EN EL CASTELLANO 

 

Llegó a Font Fregona con cinco días después de haber cumplido los diecisiete años, creyendo que pasaría una corta temporada y sin imaginar todo lo que después ha significado. Había olvidado quién era y vivía a través de muchos personajes que utilizaba dependiendo del momento. Personajes falsos que me servían para amagarme y mostrar algo que yo no era, una vida de mentiras y vivencias falsas que utilizaba para hacer crecer a aquellos personajes y aparentar cosas de las que yo me sentía orgulloso y eran vergonzosas.

Durante muchos meses estuve pasando los días sólo maquinando y pensando la manera de poder marcharme, viviendo en un pasado en el que me recreaba y alimentaba las ganas de volver a él. Intentaba engañar a todo mí alrededor para poder marcharme creyendo que yo era más listo que nadie. Vivía como una idea en la cabeza totalmente falsa e imposible, en la que podría combinar la vida del calle con la familia, y pasó mucho tiempo para que esta idea desapareciera, necesitando varios meses sin saber nada de la familia.

Me acomodó y dejé pasar los días haciendo lo mínimo y pasando de puntillas, ponía cara de que no me pasaba nada, pero estaba totalmente al contrario y estaba lleno de rabia. Mucho tiempo más tarde leyó un libro en el que hablaban sobre el sentimiento de apatía que vivían los prisioneros de los campos de concentración nazis. Me vino identificado en ciertos aspectos de ese sentimiento y en la descripción que se hacía de él, pero con gran diferencia: los prisioneros de los campos de concentración lo vivían como consecuencia de la actuación de otras personas, pero yo me lo había provocado a mí mismo, y no hacía nada que cambiarlo.

Más adelante cambié esta idea, empecé a mirar dentro de mí pero sólo había una finalidad que cuando logré me volví a acomodar e ir pasando los días. Vivía en un autoengaño muy grande, hacía reflexiones que después no me aplicaba y buscaba muy a menudo el camino del mínimo esfuerzo. Un camino levantado hasta allí y que aún recurría a él creyéndome que no pasaba nada y no era para tanto. Huía de muchas situaciones y evitaba enfrentarme a ellas para seguir acomodado. Fueron pasando los días y seguía igual, días peores, días mejores, pero no había intención de moverme de dónde estaba. ¿Seguía mirando dentro de mí y me había ayudado, pero de que me servía si después no hacía nada para cambiarlo? Creía que todo llegaría, que no era necesario esforzarse más para estar bien y que era algo que vendría poco a poco con el tiempo. Me exigía con algunas cosas, pero más con lo que me convenia o me permitía seguir donde estaba sin hacer mucho ruido. Consiguió las salidas y mejoró ciertos aspectos, pero seguía exigiéndome poco y no era suficiente. Un día ocurrió algo que nos marcó a todos, tanto positiva como negativamente. Nos unió mucho como grupo en ese momento e individualmente me unió más a la familia y me ayudó mucho. Gracias a esto empecé a hacer cosas que no había hecho hasta ese momento, pedía ayuda y hablaba claramente de lo que me pasaba, de los pensamientos, las emociones… Lo superé muy bien y eso me hacía sentir orgulloso, pero no podía quedarme allí, tenía que ir mucho más lejos y utilizarlo de impulso. Vino aún más la necesidad de no volver a caer en lo que me había levantado hasta allí, pero no era suficiente, debía aplicarlo. Cuando estuve totalmente recuperado de aquel hecho, pasaron bastantes días en los que me volvía a acomodar, volvía a tener la pose de víctima como excusa para no moverme y no esforzarme hasta que decidió que no podía ser.

El día que cumplió los 19 años coincidió con la visita de una persona que venía a pasar unos días. Decidió seguir su ejemplo y tomar una actitud que se me había pedido durante todo ese tiempo. Empezó a dar mi opinión y posicionarme mil veces más que como lo había hecho hasta ese momento, y sin acomodarme al cabo de unos días. Puse un límite de exigencia que no quería bajar y así encarar muchas situaciones de las que había fugado. Fui sacando todas aquellas miedos que me habían frenado y que resulta que no eran para tanto como yo imaginaba. Poco a poco he tenido que enfrentarme a muchas de ellas y me he demostrado que las puedo quitar mucho mejor de lo que pensaba. Que las hago mayores de lo que en realidad son y que resultan miedos irracionales. Ahora viene lo más difícil y he de saber continuar sin defallir, no olvidar de dónde he venido nunca y aunque habrá momentos en que serán pitores las tendré que afrontar con normalidad sin dejarme arrastrar por ellos.   

 

GRACIAS FUENTE FREGONA

F

 

 

 

 

Font Fregona

El objetivo es conseguir vencer la adicción, conductas de riesgo y reestructurar su vida a través del aprendizaje de nuevos patrones de conducta.

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